La central de Lemoiz comenzó a construirse en 1972 y fue paralizada por el gobierno en 1984; por lo que no llegó a ser puesta en funcionamiento. Un monstruo de cemento situado en la cala Basordas de Lemoiz con una gran capacidad de destrucción. Una central que intranquilizó a la opinión pública y logró máximas expresiones de rechazo en la sociedad. Las máximas declaraciones de rechazo a la central tuvieron lugar en Plentzia y Gorliz, con 50.000 manifestantes; y 150.000 en Bilbo. Hoy un santuario maldito de 200.000 metros cúbicos de hormigón armado y 1000 toneladas de hierro que deja ante nuestros sentidos un halo de misterio y decadencia paisajística. Dos gigantes de cemento anclados en plena naturaleza que intimidan al visitante, creando una sensación de abandono y destrucción. Un símbolo de devastación que ha perdido una batalla contra los habitantes, la fauna y la flora de los alrededores; ya que gracias a la paralización de este aberrante proyecto en ese lugar siguen escuchándose signos de vida.
Beltzane Crespo Iturregi
2011-11-09
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