
Fuente original: La costa, el cabo y el castillo de Higuer (Euskal-Erria : revista bascongada, 1883)
Enrique Irabien Larrañaga
Original de la Biblioteca de Koldo Mitxelena Kulturunea, Diputación Foral de Gipuzkoa. Página 374.
Hombre de espíritu superior mandó construirla en tan extraño paraje, para sentarse á su lado y recrearse con su murmullo, al pié de aquel escudo de armas artístico y borroso. Humildad y grandeza. Jamás podrá idearse sitio de tan intensa melancolía. Rincón ignorado en el límite de la tierra española. El agua cristalina de aquel manantial se une en seguida con la salobre de las olas que llegan muy cerca y deben una y otra mezclarse en las grandes mareas; el no ver más que la blanca espuma de las olas, las oscuras peñas y el azul del cielo, causa mortal pesadumbre. (…) De todos modos el discurrir por ese nuevo camino de hermosísimas vistas verdáderamente suspendido, entre las estribaciones del Jaizkibel y las olas; tender la vista á ese altivo y tormentoso golfo salpicado de blancas velas de traineras, cuyos tripulantes bogan trayéndonos la brisa entre las emanaciones salinas, el ruido acompasado de los remos en los toletes, todo eso y el cabo, la fuente, el Castillo y el faro, en buena compañía y aunque el principal objetivo no sea artístico, bien merece los honores de una visita.
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Autor: Enrique Irabien LarrañagaFecha: 09/03/1883