
Recording made during carnivals in Egino (Asparrena, Araba). All the traditional characters of the carnival, including “porreros”, “the straw man” dance on the streets with music and making noise with their cowbells and carracas.Egino celebrates the carnival together with the towns of Ilarduia and Andoin. These villages ceased to hold the carnival in 1936. On 2007, a group of neighbors recovered the tradition of carnival, through a reserach made based on interviews with some neighbors and certain old found texts. Following this work, they organized an association called Ilegan (ILarduia-EGino-ANdoin) that thanks to the support of the Basque Government, Townhall of Asparrena and Diputación Foral de Álava has completed the research and has disseminated the results through conferences and a DVD. Formerly every village organized its own carnival that were lasting few days, now they celebrate it together.
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Juan Garmendia Larrañaga describes the (then dissapeared) carnivals of Egino on his book “Carnaval de Álava” (Haranburu editores, 1982):
Para el mediodía del Domingo de carnaval salían los “porreros”, quienes despues de postular, cenaban y animaban la romería, con música de acordeón de guitarra. El martes de carnaval preparaban “El hombre de paja”. Este monigote lucía boina o sombrero, mascara de cartón, camisa, chaqueta, pantalón y abarcas, rellenos de paja o de hierba, y al cuello le ponían un pañuelo rojo. Atado por los pies, iba sobre un burro y le acompañaban los “porreros”, que para entonces, chicas y chicos, habrían postulado con tambor y guitarra o acordeón. Al “hombre de paja” lo dejaban en el suelo, apoyado en una estaca de picada en tierra.
Cometido de la mañana del Martes de Carnaval solía ser también el traer ulagas desde el alto de Gurrumendi. Para ello se valían de un carro tirado por dos jóvenes uncidos que suplían a las bestias, y los porreros no descuidaban que el yugo estuviese ajustado y afianzado debidamente por medio de la coyunda. Añadiré que eran asimismo mozos disfrazados los que empujaban el carro.
Por la tarde, un joven remedaba a un cura y sermoneaba al “hombre de paja”, condenado a muerte. La sentencia se cumplía dando fuego a una mecha que hacía explotar al cartucho que que el reo llevaba consigo. Después de la cena quemaban las ulagas y unos mozos bailaban mientras otros saltaban por encima de la fogata.
Author: Aintzane Erkizia
Date: 11/02/2012